Socias y socios de la Cooperativa “Jalca Verde” comercializan alrededor de una tonelada mensual de hongo deshidratado generando empleo y desarrollo económico en su zona.
En los centros poblados de Chanta Alta, Yanacancha Grande y Yanacancha Baja, ubicados en el distrito de La Encañada se ejecuta el proyecto “Puesta en valor de hongos comestibles en bosques de pino” iniciativa impulsada por ALAC | Yanacocha, ADEFOR, Socodevi y Fondoempleo, en la que agricultores de la zona vienen cosechando, recolectando y deshidratando hongos de la variedad suillus luteus.
Son más de 187 productores organizados a través de la cooperativa “Jalca Verde” que comercializan su producto deshidratado a empresas exportadoras, incrementando sus ingresos y generando puestos de trabajo para mujeres y hombres, quienes realizan también actividades gastronómicas, fomentando el consumo de este producto natural y altamente nutritivo en su comunidad y están capacitados para la elaboración de platillos gourmet en base a esta materia prima.
Gumercindo Quispe del sector Chaquil, Chanta Alta, manifiesta “Este proyecto es muy rentable, antes nosotros no hemos sabido utilizar el hongo, pero ahora la mayoría está cosechando hongos porque es sostenible, además ahora vendemos a través de la Cooperativa directamente a las empresas ya no a intermediarios y hemos aprendido a prepararlo para nuestro consumo pues su valor nutritivo es semejante al de la carne, y ahí también ahorramos”.
Son más de dos años de intervención en los que se ha desarrollado un adecuado manejo forestal de las plantaciones de pino que además de mejorar la calidad de la madera, ha incrementado la proliferación de hongos por hectárea (ha), de 100 a 600 Kg por ha. Además ha brindado capacitación y asistencia técnica a los agricultores para la recolección y deshidratado, generándose alrededor de 2575 jornales por año. Actualmente se tiene una producción mensual de una tonelada y un mercado asegurado.
Marina Zambrano Herrera de Porcón Bajo, trabaja en la planta de procesamiento del proyecto y nos menciona: “Con este proyecto he aprendido por ejemplo a consumir el hongo pues tiene proteínas, vitaminas, y además tengo un trabajo que consiste en seleccionar el hongo seco y colocarlo en las bandejas para el horno, luego pesar, empacar y dejarlo listo para la venta”.
A la señora Consuelo Rojas, del caserío La Extrema, le gusta todo el proceso, desde la recolección del hongo hasta su preparación en ricos platillos. “He aprendido la manera cómo hay que cortarlo, limpiarlo, picarlo y también me gusta lo de las ventas. Nosotras hemos capacitado a las madres de la escuela para que se prepare para los alumnos. Me ha gustado también porque podemos trabajar mujeres y hombres en igualdad”.
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